jueves, 11 de diciembre de 2008

LA MUJER MUSULMANA

Reza regularmente cinco veces al día
La mujer musulmana ofrece cada una de las cinco oraciones diarias en su apropiado tiempo, y no permite que sus quehaceres domésticos o sus deberes como esposa y madre le impidan llevarlas a cabo. La oración es el pilar de la religión, quien establezca la oración establece la fe también, y quien descuida la oración destruye la fe.[1] La oración es el mejor y más noble de los actos, tal como el Profeta lo explicó en el Hadîz narrado por ‘Abdullah Ibn Mas‘ûd :
“Pregunté al Mensajero de Allah: ‘¿Cuál es la acción más amada por Allah ? Él contestó: Celebrar cada oración en su debido tiempo. Luego le pregunté: ¿Y luego cuál? Él dijo: “Tratar a vuestros padres con misericordia y respeto.” Y luego de ese acto ¿cuál? Él dijo: El yihâd (la lucha) por la causa de Allah .”[2]
La oración es el vínculo entre el siervo y su Señor. Es la rica fuente de la cual una persona deriva su fuerza, constancia, misericordia y satisfacción; y es un medio para borrar las manchas de sus pecados. Abû Hurairah narró lo siguiente:
“Escuché al Mensajero de Allah decir: ‘¿Qué pensaríais si hubiera un río corriendo cerca de la puerta de vuestros hogares, y os bañais en él cinco veces al día, habría algún rastro de suciedad en vosotros?' Y la gente respondió: 'No, no habría ningún rastro de suciedad o impureza en nosotros. El Profeta dijo entonces: Esto es como las cinco oraciones diarias, a través de las cuales Allah borra los pecados.”[3] (Sharh As Sunnah 2/175)
Yâbir relató que el Mensajero de Allah dijo:

“Las cinco oraciones diarias son como un río profundo que fluye por la puerta de vuestros hogares, y en el cual os bañáis cinco veces todos los días.”[4]

La oración es una gracia que Allah ha concedido a Sus siervos; ellos buscan su sombra cinco veces al día y adoran a su Señor, glorificándolo, pidiendo por Su ayuda y procurando Su misericordia, guía y perdón. Por lo tanto, la oración, se convierte en un medio de purificación para quienes oran, sean éstos hombres o mujeres, limpiándose de todos sus pecados.

‘Uzmân Ibn ‘Affân relató:

“Oí al Mensajero de Allah decir: ‘No hay ningún musulmán, que, cuando llegue el momento de la oración, no realice el udû' (ablución) debidamente, concentrado en su oración, y se incline correctamente, sin que su oración sea una expiación por los pecados cometidos previamente, siempre que no haya cometido uno grave. Esta es la condición hasta el fin de los tiempos.” [5] (Sahîh Muslim 3/112)

Existen muchos Ahâdîz que hablan de la importancia del salâh y las bendiciones que trae a los hombres y mujeres que hacen la oración, y el precioso fruto de beneficios que ellos y ellas cosecharán de tal modo, cada vez que estén frente a Allah en una actitud de humildad y arrepentimiento.

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[1] Ver Ihiâ' ‘Ulûm Ad Dîn, 1/147.

[2] Ver Sharh As Sunnah del Imâm Al Bagaui, 2/176 (Kitâb as salâh, Bâb fadl as salauât al jams); editado por Al Maktab Al Islâmi.

[3] Ver Kitâb as salâh, Bâb fadl as salauât al jams.

[4] Ver Sahîh Muslim bi Sharh An Nauaui, Kitâb al masâyid, bâb fadl as salâh al maktûbah fi yamâ‘ah, 5/170, editado por la Oficina Central de Investigación Académica, Iftâ' y Da‘uah de Arabia Saudita.


[5] Kitâb at tahârah, Bâb fadl al udû' ua as salâh ‘aqibahu.

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