EN EL NOMBRE DE DIOS CLEMENTE MISERICORDIOSO
El musulmán está siempre conciente de su Señor
El Islam requiere del musulmán, por encima de todo, que sea un verdadero y sincero creyente en Alá, y que esté estrechamente conectado a Él, recordándolo continuamente y encomendándose a Él siempre que emprende un nuevo asunto. El musulmán debe sentir en las profundidades de su alma que necesita constantemente de la ayuda y el apoyo de Alá, al margen de utilizar y aprovechar los medios materiales con los que cuenta para ello.
El musulmán sincero es consciente de la maravilla de la creación. Sabe que Alá es Omnipotente y comanda los asuntos del universo y de la humanidad. El musulmán reconoce los signos de Su poder ilimitado en cada aspecto de la creación, y de esta manera su fe aumenta. Recuerda a Alá con mucha frecuencia y se encomienda a Él con confianza recordando la aleya coránica:
{En la creación de los cielos y la Tierra y en la sucesión de la noche y el día hay signos para los dotados de intelecto. Aquellos que invocan a Alá estando de pie, sentados o recostados, meditan en la creación de los cielos y la Tierra, y dicen: ¡Señor nuestro! No has creado todo esto en vano ¡Glorificado seas! Presérvanos del castigo del Fuego.} [3:190-191]
No nos sorprende, entonces, que el musulmán sincero sea sumiso y obediente a Alá en todas las circunstancias. No transgrede los límites y sigue las órdenes de Alá y Su guía, incluso cuando ellas son contrarias a sus propios deseos. La prueba de la fe del musulmán es cumplir las órdenes de Alá y Su Mensajero r en todos los asuntos, grandes y pequeños, sin vacilación:
Dijo el Profeta r: "Ninguno de vosotros completará su fe hasta que sus inclinaciones y deseos no coincidan con el Mensaje que yo he traído".
Y dice Alá en el Corán:
{Pero no, [Juro] por tu Señor que no creerán a menos que te acepten como juez de sus disputas; y no se resistan a aceptar tu decisión y se sometan completamente.} [4:65]
Entrega del corazón, sumisión absoluta y obediencia completa a Alá y a Su Mensajero. Sin ambas, no hay Islam ni Imán posible. Por consiguiente, el musulmán sincero no se desvía de la guía de Alá ni ignora las órdenes de Su Mensajero, sean éstas concernientes a él como individuo o a aquellos sobre quienes él tiene autoridad y de los cuales es responsable, como los miembros de su familia.
Si cualquier miembro de la familia del musulmán descuida o falla en sus deberes hacia Alá y Su Mensajero él es responsable por ello:
Dijo el Profeta r: "Cada uno de vosotros es pastor y responsable por su rebaño". Al-Bujari y Muslim
El sentido de responsabilidad que el musulmán sincero siente cuando un miembro de su familia está fallando en algún asunto importante lo perturba considerablemente. No se complace con esa situación y se apresura a encararlo para tratar sus causas a pesar de las consecuencias posibles. El único que puede ignorar tal responsabilidad y permanecer callado es aquel hombre cuya fe es débil y no asume su papel.
El musulmán sincero se complace siempre con el designio y la predestinación Alá, porque recuerda el Hadíz que dice:
"¡Qué asombroso es el caso del musulmán! Sus asuntos son todos buenos. Si experimenta la facilidad y la bendición agradece, y eso es bueno para él. Pero si experimenta la adversidad y la dificultad la enfrenta con paciencia y perseverancia, y eso también es bueno para él". Al-Bujari
El musulmán sincero está convencido que la creencia en el designio y la predestinación de Alá es un pilar de su fe. Sabe que todo lo que le ocurre en la vida no podría haberlo evitado, y cuanto no le ha sucedido, jamás podría haberlo alcanzado, porque Alá así lo ha decretado. Su aceptación del designio divino y la predestinación lo hacen merecedor de una enorme recompensa, y Alá hará que se cuente entre los creyentes obedientes que triunfarán alcanzando el éxito en esta vida y el más allá.
Por estas razones es que el Hadíz afirma que todos los asuntos del musulmán son buenos. Si se encuentra en un momento de holgura y facilidad agradece mucho a su Generosísimo Señor por Su amabilidad y bendición, pero si atraviesa una situación desfavorable y penosa la sobrelleva con paciencia y determinación, siguiendo las órdenes de su Señor y aceptando Su voluntad y decreto. Cualquiera sea el caso, el musulmán sincero sabe reconocer que Alá es quien en su perfecta y completa sabiduría lo ha predestinado para él.
El musulmán siempre vuelve a su Señor
El musulmán puede descuidarse y tropezar en el camino recto cometiendo una falta, pero como creyente humilde que es, pronto recordará a su Señor, se apartará de su error y pedirá perdón por su falta y descuido:
{Por cierto que los piadosos, cuando Satanás les susurra, invocan a su Señor y entonces pueden ver con claridad.} [7:201]
El corazón piadoso y lleno de amor por Alá no será dominado por la negligencia. Son aquellos que ignoran las órdenes de Alá y Su guía los que se desvían, mientras que el corazón del musulmán sincero anhela arrepentirse y buscar el perdón, y se regocija con la obediencia, la guía y la complacencia de Alá.
Su principal objetivo es complacer a su Señor
El musulmán sincero busca obtener la complacencia de Alá en todas sus acciones, aunque en su camino no cuente con la aprobación de las personas. El Profeta r dijo:
"Quien busque la complacencia de Alá a pesar de que se disguste la gente con él, Alá se ocupará de sus asuntos y lo protegerá. Pero quien busque la complacencia de las personas a pesar de disgustar a Alá, Alá lo abandonará al cuidado de la las personas". At-Tirmidhi, Su Isnad es Hasan
Por consiguiente, el musulmán mide todas sus acciones y, aunque contradigan sus deseos, busca alcanzar la complacencia de Alá, y desecha cualquier práctica acorde a este concepto. Así es como el musulmán tiene normas apropiadas, puede distinguir el Camino Recto, y evita caer en contradicciones obedeciendo a Alá en un asunto y desobedeciéndole en otro, o considerando algo Harám durante un tiempo y Halál luego. No hay lugar para contradicciones mientras las normas sean correctas y los principios legítimos.
Puede verse a personas que oran consagradamente en la mezquita y sin embargo utilizan la usura y los intereses bancarios en sus transacciones y negocios, o descuidan las leyes de Alá para consigo mismos, su esposa e hijos en el hogar, la calle, la escuela o el barrio. Estas personas no comprenden correctamente el Islam, esta religión completa que en todos los asuntos dirige al musulmán hacia un propósito primordial que es la complacencia de Alá, glorificado sea. Este gran propósito lleva al musulmán a medir todos sus actos preocupándose que no contradigan las normas establecidas por Alá.
Las personas que no aplican el Islam en sus vidas son como ‘semi-musulmanes’: musulmanes tan solo de nombre.
Esta personalidad desdoblada es uno de las problemáticas más grandes que enfrentan los musulmanes en la actualidad.
El musulmán realiza continuamente buenas acciones
El musulmán sincero realiza todas las acciones obligatorias y practica los pilares del Islam con devoción. No es perezoso e indiferente, ni busca excusas para no cumplir con sus obligaciones. Cumple con las oraciones, realizando diariamente cada una de las cinco en su horario correspondiente, debido a que la oración es el pilar de la fe, y quien cumple con la oración establece la fe, y quien la descuida, destruye su fe.
La oración es el más sublime de los actos de adoración, como lo evidencia el siguiente Hadíz narrado por Ibn Mas‘ûd t:
Le pregunté al Mensajero de Alá r: ¿Cuál es la acción más amada por Alá? Me respondió: "Realizar cada oración en su momento prescripto". Le pregunté nuevamente: ¿Y después cuál? Respondió: "Honrar a los padres y respetarlos profundamente". Le pregunté finalmente: ¿Y luego cuál? Respondió: "El esfuerzo por la causa de Alá". Al-Bujari y Muslim
La oración es importante ya que representa el lazo directo entre el siervo y su Señor. Gracias a la oración el musulmán logra desconectarse de los asuntos cotidianos y concentrarse íntegramente en su Señor, pidiéndole ayuda, guía y perseverancia para continuar transitando por el Camino Recto. Por eso no debe sorprendernos que la oración sea considerado el más sublime de los actos, pues es la fuente con la cual el creyente llena su corazón con Taqua y el manantial con el que purifica sus pecados.
Abû Hurairah t dijo: Escuché al Mensajero de Alá r decir: "¿Qué dirías si hubiese un río que corre por la puerta de tu hogar, y lo utilizaras para bañarte en él cinco veces por día, ¿acaso te quedaría algún rastro de suciedad?" Respondí: No, no nos quedaría ningún rastro de suciedad. Entonces dijo: "De la misma forma Alá borra los pecados con las cinco oraciones diarias". Al-Bujari y Muslim
Yábir t narró que el Mensajero de Alá r dijo: "Las cinco oraciones diarias son como un río profundo que fluye por la puerta de vuestros hogares en el que os bañáis cinco veces por día". Muslim
Ibn Mas‘ûd t dijo: Un hombre que había besado a una mujer se presentó ante el Profeta r y le contó lo que había hecho. Entonces Alá reveló la siguiente aleya: {Y observa las oraciones prescritas durante del día y la noche, pues las buenas obras borran las malas...} [11:114] Y el hombre dijo: ¿Esto fue revelado sólo para mí? A lo que el Profeta r respondió: "Para toda mi nación- Ummah". Al-Bujari y Muslim
Narró Abû Hurairah t que el Mensajero de Alá r dijo: "Las cinco oraciones diarias y la de los viernes son una expiación para los pecados realizados durante el tiempo transcurrido entre una y otra, mientras no sea cometido ningún pecado mayor (Kabírah)". Muslim
‘Uzmán Ibn ‘Affán t dijo: Escuché al Mensajero de Alá r decir: "Si cuando llega el momento de la oración obligatoria el musulmán realiza correctamente la ablución, reza con recogimiento, respetando todos sus movimientos, ella expiará sus pecados pasados, siempre que no sean pecados mayores. Y esto será por siempre". Muslim
Los hadices y relatos que exaltan las virtudes de la oración y describen su importancia y sus beneficios son innumerables.
El musulmán devoto intenta rezar en la mezquita siempre que pueda. El Profeta r nos dijo: "La oración realizada en congregación (Yamá‘ah) supera en veintisiete grados a la oración realizada individualmente". Al-Bujari y Muslim
El Profeta r dijo: "Si el musulmán realiza el Udû' correctamente y luego sale con la única intención de orar en la mezquita, por cada paso que dé su rango en el Paraíso será elevado en un grado, y se le perdonará uno de sus pecados (Por esta razón ‘Abdullah Ibn ‘Umar t realizaba pasos cortos cuando iba hacia la mezquita, para aumentar el número de pasos y así incrementar su recompensa). Y cuando termine de rezar, mientras permanezca en su lugar de oración y no anule su ablución, los Ángeles suplicarán por él diciendo: “¡Oh, Alá! Bendícelo ¡Oh, Alá! Ten misericordia de él”. Esperar por la siguiente oración equivale en recompensa a quien está rezando". Al-Bujari y Muslim
El Profeta r albrició con el Paraíso a aquel que anhela orar en la mezquita en congregación por la mañana y por la noche, dijo: "Alá tiene destinado un lugar en el Paraíso para quien va a la mezquita por la mañana o por la noche". Al Bujari y Muslim
Por consiguiente, los Sahábah siempre estaban deseosos de asistir a las oraciones en congregación. Refiriéndose a esto, ‘Abdullah Ibn Mas‘ûd t dijo:
“Quien aspire a encontrarse con Alá siendo musulmán, que asista a las oraciones siempre que escuche la llamada a la oración. Alá ha mostrado a vuestro Profeta r cuál era el camino recto, y las oraciones (en la mezquita) son parte de él. Si rezan en vuestros hogares como aquel que se queda en su casa, entonces habrán abandonado la Sunnah del Profeta, y si abandonan la Sunnah del Profeta, terminarán desviándose. Hubo un tiempo en el que la única persona que se quedaba en su casa en el momento de la oración era conocida por su hipocresía. En esos días había hombres que concurrían apoyándose en otros dos, hasta llegar a formar parte de la fila de los orantes”. Muslim
El Profeta r instaba tanto a que las personas asistan a las oraciones colectivas en la mezquita que insinuó incendiar las casas de aquellos que no concurrían a rezar en congregación sin motivo válido, dijo: "¡Por Aquel en Cuyas manos está mi alma! Que consideré ordenar que se juntase leña y me sea alcanzada para, luego de ordenar que se realice la llamada a la oración y asignar a un hombre para que la dirija y yo quemar los hogares de aquellos que se ausentan de la oración en congregación". Al-Bujari y Muslim
Por eso no debe sorprendernos que Sa‘íd Ibn Al-Musaiib durante treinta años nunca viera la espalda de otro hombre en la mezquita, porque siempre estaba en la primera fila antes del incluso de que el llamado a la oración fuera realizado. Y Podemos encontrar muchos ejemplos similares en la historia del Islam.
La distancia no era ningún impedimento para los Sahábah que asistían a la mezquita siempre que oían el llamado a la oración, no importa cuán lejos quedaban sus hogares. La oración colectiva era tan estimada para ellos que incluso se regocijaban por la distancia entre sus casas y la mezquita, porque sabían que cada paso que daban para acudir era registrado como una buena obra por la que serían recompensados, in sha Alá.
Ubaii Ibn Ka‘b t dijo: “Había un hombre de los Ansár cuya casa era la más distanciada de la mezquita según mi conocimiento, pero nunca se perdió una oración. Alguien le preguntó: ¿Por qué no compras un burro para montarlo cuando esté oscuro o muy caluroso? Pero éste le respondió: No me gustaría que mi casa estuviese cerca de la mezquita, porque deseo que mi ida hacia la mezquita y el regreso a mi hogar sean registrados como buenas acciones. El Mensajero de Alá r dijo: "Alá te ha recompensado por ello". Muslim
El Profeta r aconsejó a aquellos Saháhah cuyas casas estaban lejos de las mezquitas no mudarse a casas más cercanas. Los tranquilizó informándoles que sus esfuerzos por llegar a la mezquita se registrarían entre sus buenas obras, y que sus numerosos pasos no serían en vano.
Yábir t dijo: Algunas áreas alrededor de la mezquita quedaron libres, entonces la tribu Banû Salimah quiso instalarse allí. Cuando el Profeta r se enteró les dijo: "He oído que se quieren mudar cerca de la mezquita". Respondieron: Si Mensajero de Alá. Pero él les dijo: "¡Banû Salimah! Permanezcan donde están, porque los esfuerzos por llegar a la mezquita se registran como buenas acciones". A lo que respondieron: Entonces no queremos mudarnos. Al-Bujari y Muslim
Abû Mûsa t narró que el Mensajero de Alá r dijo: "Aquel que recibe la mayor recompensa por rezar es el que viene del lugar más lejano; y quien espera para rezar con el Imám recibirá una recompensa mayor que el que reza y luego se va a dormir". Al-Bujari y Muslim
Los creyentes son exhortados en muchos hadices a rezar en comunidad la oración del Fayr y la del ‘Ishá'. El Mensajero de Alá r explicó que hay una gran recompensa para los que recen estas dos oraciones en la mezquita. Observemos estos dos relatos al respecto:
(1) ‘Uzmán Ibn ‘Affán t dijo: Escuché al Profeta r decir: "Quien reza la oración del ‘Ishá' en comunidad es como si rezara la mitad de la noche, y quien reza la oración del Fayr en comunidad es como si pasara la noche entera rezando". Muslim
(2) Abû Hurairah t narró que el Mensajero Alá r dijo: "No hay oración más pesada para los hipócritas que la del Fayr y la del ‘Ishá'. Si supieran cuánto (de bendiciones y recompensa) hay en ellas, asistirían aunque tuviesen que venir gateando". Al-Bujari y Muslim
El musulmán devoto que anhela tener éxito en la otra vida no duda en realizar buenas obras voluntarias de día y de noche, porque ello lo acerca más a su Señor, y lo hace merecedor de contarse entre aquellos que reciben Su ayuda divina, como dice el siguiente Hadíz Qudsi:
"Si Mi siervo se acerca a Mí con los actos voluntarios Yo lo amo. Y cuando amo a Mi siervo soy su oído con el que escucha, su vista con la que ve, su mano con que la que toma y su pie con el que camina. Si me pide algo se lo concedo, y si busca refugio en Mí lo protejo". Al-Bujari
Y cuando Alá ama a Su siervo, éste es amado por los habitantes del cielo y de la Tierra, como se describe en un hadiz narrado por Abû Hurairah t en el cual el Profeta r dijo: "Cuando Alá ama a uno de Sus siervos, convoca a Yibríl y le dice: Yo amo a fulano, así que ámalo. Entonces Yibríl también lo ama y le dice a los habitantes del cielo: Alá ama a fulano, así que amadlo también. Y los habitantes del cielo lo aman, y entonces los habitantes de la Tierra le dan su aceptación. Pero si Alá detesta a uno de Sus siervos, convoca a Yibríl y le dice: Detesto a fulano, así que detéstalo tú también. Entonces Yibríl lo detesta. Luego Yibríl le dice a los habitantes del cielo: Alá detesta a fulano, así que detestadlo. Y los habitantes del cielo lo detestan y es detestado por los habitantes de la Tierra". Muslim
El Profeta r solía rezar durante gran parte de la noche a tal punto que sus pies se hinchaban. Entonces ‘Á'ishah t , su esposa, le preguntó: ¿Por qué lo haces Mensajero de Alá? ¿Acaso Alá no ha perdonado todos tus pecados, pasados y futuros? A lo que él respondió: "¿Acaso no he de ser un siervo agradecido!". Al-Bujari y Muslim
El musulmán sincero trata de realizar todas sus oraciones correctamente, pues sabe que no se trata sólo de hacer ciertos movimientos físicos pero con el corazón vacío y la mente distraída.
Cuando finaliza su oración no se apresura para volver al bullicio de la vida cotidiana, sino que pide perdón a Alá, Le alaba y glorifica según lo establecido en la Sunnah. Luego se vuelve a Alá el Omnipotente suplicándole humildemente, pidiéndole la guía y el bienestar en esta vida y en la otra. De esta manera, la oración cumple su función de purificar el corazón y el alma. Por estas razones, el Profeta r decía: "La fuente de mi satisfacción más profunda es la oración". Ahmad y An-Nasa'i con un Isnad Hasan
Aquellos que oran sincera y humildemente alcanzan el cuidado y la protección de Alá, y por ello no temen cuando sufren adversidades ni son desagradecidos cuando una bendición los alcanza, dice Alá en el Corán describiendo al ser humano:
{Ciertamente el hombre fue creado impaciente, se desespera cuando sufre un mal y se torna mezquino cuando la fortuna le favorece, salvo los orantes} [70: 19-22]
El musulmán auténtico cumple con el Zakát si tiene el ahorro imponible. Calcula la suma con precisión y honestidad, y lo paga según lo establecido por el Islam. Y aunque tuviese que pagar miles o millones jamás pensaría en una excusa para no cumplir con su obligación.
Esto es porque el Zakát, si bien es una obligación monetaria claramente definida, también es un acto de adoración. El musulmán sincero no descuida este deber prescripto por la Sharí‘ah. Quien duda en pagarlo está faltando a su religión y tiene una actitud miserable y sórdida. Las palabras de Abû Bakr t refiriéndose a los apóstatas nos han llegado a través de los siglos, recordándonos la conexión que existe en el Islam entre lo religioso y lo mundano: ‘Combatiré a aquellos que diferencien entre el Salát y el Zakát’. Esta declaración de Abû Bakr indica que él tenía un entendimiento legítimo de la naturaleza de esta religión y de la conexión entre el Salát y el Zakát, ya que en el Corán muchos versículos enfatizaban la conexión entre ambos:
{Los creyentes que hacen la oración prescripta, pagan el Zakát...} [5:55]
{Observad la oración prescripta, pagad el Zakát...} [2:43]
{Ciertamente que los creyentes que obran rectamente, hacen la oración prescripta y pagan el Zakát...} [2:277]
Y tantas otras aleyas del Corán…
El musulmán sincero ayuna en Ramadán con la intención de alcanzar la recompensa con su corazón lleno de fe y esperanza. Dijo el Profeta r: "Quien ayune el mes de Ramadán con fe y anhelando la recompensa le serán perdonados todos sus pecados pasados". Al-Bujari y Muslim
Sabe que la obligación de cumplir con el ayuno incluye preservar su lengua, su vista y todas sus demás facultades, para evitar cometer cualquier error que pueda invalidar su ayuno o pueda incluso cancelar su recompensa, dijo el Profeta r:
"Cuando alguno de vosotros esté ayunando que no diga obscenidades ni levante la voz enojado, y si alguien lo provoca que diga: Estoy ayunando". Al-Bujari y Muslim
"Quien no abandona la mentira y las malas acciones sepa que Alá no tiene necesidad alguna de que deje de comer y de beber". Al-Bujari
El ayunante es consciente que éste es un mes distinto a los demás. Ayuna por Alá, y sabe que Él lo recompensará, y que la recompensa del Generosísimo es la más grande e inmensa que existe, mucho más de lo que cualquiera podría imaginar, dijo el Profeta r:
"La recompensa por cada buena obra que hace el ser humano se multiplica entre diez y setecientas veces. Alá dijo: Salvo el ayuno, pues es para Mí y Yo mismo lo recompensaré. Mi siervo deja su comida y sus deseos por Mí. El ayunante tiene dos regocijos: Uno cuando rompe su ayuno, y otro cuando se encuentre con su Señor. Por cierto que el aliento del ayunante es más agradable para Alá que el aroma del almizcle". Al-Bujari y Muslim
Por eso el musulmán inteligente se esfuerza sobremanera para realizar buenas obras en este sagrado y bendito mes. Durante todos sus días ayuna, reza, lee el Corán, da caridad generosamente e invoca a Alá suplicándolo durante sus noches.
"Quien rece durante Ramadán con fe y anhelando la recompensa le serán perdonados todos sus pecados pasados". Al-Bujari y Muslim
El Mensajero de Alá r se esforzaba por hacer buenas obras durante este mes más que en otros momentos, y sobre todo durante los últimos diez días. ‘Á'ishah t dijo:
‘El Mensajero de Alá r se esforzaba mucho durante Ramadán, pero especialmente en los últimos diez días, más que en otros momentos’. Muslim
‘Á'ishah t también dijo: ‘Cuando comenzaban los últimos diez días de Ramadán el Mensajero de Alá r permanecía toda la noche en oración, despertaba a su familia para que orara, se esforzaba mucho y se abstenía de las relaciones maritales’. Al-Bujari y Muslim
El Profeta r orientó a los musulmanes que buscaran la noche del Decreto (Lailah Al-Qadr) y que pasasen esa noche en oración, dijo: "Buscad Lailah Al-Qadr durante las últimas diez noches de Ramadán". Al-Bujari y Muslim
Y dijo también: "Buscad Lailah Al-Qadr en las noches impares de los últimos diez días de Ramadán". Al-Bujari
"Quien pase la noche del decreto (Lailah Al-Qadr) en oración, adorando a Alá con fe y esperanza en Su recompensa le serán perdonados todos sus pecados pasados". Al-Bujari y Muslim
Este bendito mes debe ser aprovechado por el musulmán para dedicarse exclusivamente a la devoción, no perdiendo el tiempo por las noches en charlas banales y ociosas, así como tampoco dormir profundamente y perder la oración del Fayr.
El musulmán que aprovecha este mes no permanece despierto hasta tarde después de rezar el Taráuíh, porque sabe que en poco tiempo ha de levantarse para orar la oración voluntaria de la noche (Qiám Al Lail) y comer frugalmente antes del alba (el Suhûr) antes de salir hacia la mezquita para orar el Fayr.
El Profeta r indicó a los musulmanes que coman el Suhûr, porque hay mucho beneficio en él. Dijo r: "Comed el Suhûr, pues en el Suhûr hay bendiciones". Al-Bujari y Muslim
Una de las razones es que al levantarse para el Suhûr hay un tiempo prudencial para la oración voluntaria de la noche (el Qiám Al-Lail) y lo motiva a ir a la mezquita para rezar el Fayr en congregación. Además ayuda a la persona a sobrellevar el ayuno, y es la Sunnah que Profeta r enseñó a sus Sahábah.
Zaid Ibn Zábit t dijo: ‘Comimos el Suhûr junto al Mensajero de Alá r, luego nos levantamos para orar. Alguien preguntó: ¿Cuánto tiempo había entre los dos actos? Respondí: Cincuenta aleyas’. (Es decir, el tiempo que tomaría recitar cincuenta aleyas del Corán) Al-Bujari y Muslim
El musulmán con fe devocional anhelante de la purificación de su espíritu realiza ayunos voluntarios fuera de Ramadán, como el día de ‘Arafah, y el noveno y décimo día del mes de Muharram. Ayunar en estos días ofrece un gran beneficio espiritual y expía los pecados, como lo informó el Profeta r.
Abû Qatádah t dijo: Se le preguntó al Profeta r acerca de ayunar el día de ‘Arafah, y dijo: "Sirve como expiación para los pecados del año anterior y del año en curso". Muslim
Ibn ‘Abbás dijo: ‘El Profeta r ayunó el día de ‘Áshûrá' (el décimo día de Muharram), y ordenó a los musulmanes ayunar ese día’. Muslim
Abû Qatádah
El musulmán es un siervo de Alá
El musulmán cree con certeza que su principal propósito en la vida es adorar y servir a su Señor:
{Por cierto que he creado a los genios y a los hombres para que Me adoren.} [51:56]
Adorar y rendirle culto a Alá puede lograrse a través de cada acto nuestro que apunte a construir una civilización justa, estableciendo el Islam en nuestra vida, viviendo el día a día según Sus preceptos.
El reconocimiento de que se es un siervo de Alá está profundamente arraigado en el corazón del musulmán, y es lo que lo impulsa a buscar la complacencia de Alá en cada simple acción. Así, cada obra que el musulmán realiza se transforma en un acto de devoción y acercamiento a Alá.
El acto de adoración más importante que los musulmanes pueden realizar es esforzarse por establecer el modo de vida que Él ha prescrito, para que el Islam gobierne la vida del individuo, la familia, la comunidad y las naciones.
El musulmán sincero siente que su adoración es deficiente si no se esfuerza por lograr el propósito por el cual Alá lo creó, para creer y practicar ‘La iláha illa Alá, Muhammad rasûl Alá’ en cada instante de su vida.
Con este claro entendimiento sobre la realidad del culto en el Islam, el musulmán no puede ser sino una persona con una misión definida, una misión que apunta a establecer la religión de Alá en todos los aspectos de su vida. Su Islam no puede estar completo a menos que él se comprometa con la responsabilidad de cumplir esta misión, esforzándose siempre con sinceridad. Esto es lo que da al musulmán un verdadero sentido de pertenencia, y lo hará pertenecer a las filas de los creyentes, los que se esfuerzan por la causa de Alá, y su vida tendrá un significado: Cumplir con su papel de muslim, dado que Alá lo ha preferido por encima de la mayoría de Su creación:
{Por cierto que hemos honrado a los hijos de Adán, les hemos facilitados los medios para transitar por la Tierra y por el mar; les hemos proveído de cosas buenas y los hemos preferido por encima de muchas otras criaturas.} [17:70]
No nos sorprende ver que el musulmán sincero cumple esta misión con alegría, y ávidamente consagra todos sus recursos -su tiempo, su energía y su riqueza- para cumplirla. Ésta es la característica que lo distingue en su vida, mediante la cual se aproxima más a Alá. Sin ella, su vida no tiene sentido; y no hay garantía de alcanzar la complacencia de Alá, excepto consagrando constantemente los esfuerzos para lograr esta misión. Por eso el musulmán se esfuerza continuamente por hacer realidad esta meta. Es fiel a esta causa, no lleva otro estandarte y lema que el Islam.
El musulmán encuentra la luz y la guía en el Corán
Para alcanzar tan elevado nivel, el musulmán siempre se ubica bajo la sombra del Sagrado Corán, regocijándose con su refrescante guía que le permite transitar por el camino recto. Lee a menudo el Corán con una actitud humilde, y busca entender su significado. Establece horarios para leerlo, los cuales no abandona, pues son momentos que consagra para leer las palabras de su Señor y enriquecer su fe. Esto permite que el verdadero significado del Corán fluya a través de su ser, purificándolo y aumentando su sabiduría, fe y sosiego:
{Aquellos que creen, sus corazones se sosiegan con el recuerdo de Allah. ¿Acaso no es con el recuerdo de Alá que se sosiegan los corazones?} [13:28]
El musulmán recuerda la hermosa imagen de aquel que lee el Corán que ha retratado tan elocuentemente el Profeta r, y así llena sus días y noches con la recitación del Libro Sagrado y se regocija con sus significados benditos. El Profeta r dijo:
"El creyente que recita el Corán es como la toronja (Utrunyyah), cuyo aroma y sabor son agradables; el creyente que no recita el Corán es como el dátil que no tiene aroma pero su sabor es dulce; el hipócrita que recita el Corán es como la albahaca cuyo aroma es agradable pero su sabor es amargo; y el hipócrita que no recita el Corán es como la coloquíntida que no tiene aroma y su sabor es amargo". Al Bujari y Muslim
El Profeta r dijo: "Reciten el Corán, pues intercederá en el Día del Juicio por quienes lo recitaban". Muslim
Y dijo r: "El experto en la recitación del Corán estará con los honorables y sublimes Ángeles escribas, y el que recita con inseguridad y dificultad recibirá doble recompensa". Al-Bujari y Muslim
¿Puede entonces el musulmán sincero dejar de recitar el Corán y reflexionar en sus significados?
Quiera Alá concedernos la sabiduría de comprender los significados de tan sublime y excelso libro, e incorporar a nuestra vida sus enseñanzas.
sábado, 6 de diciembre de 2008
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